Al principio de todo, doscientos o trescientos años antes de Jesucristo, la alfalfa se llamaba alfalfalfalfalfalfa, y así cuatrocientas cincuenta veces. Así que cuando había que dar de comer a los ponis, la gente pasaba mucho rato diciendo:
- Dale alfalfalfalfalfalfa (y así cuatrocientas cincuenta veces) al poni, por favor, Jacob.
Y se tardaba mucho, y los ponis pasaban hambre.
Entonces, como el lenguaje evoluciona todo el rato, para beneficio de los hablantes, la palabra se fue acortando cada vez más.
Por ejemplo, en la Edad Media se decía "alfalfalfalfalfalfalfa", y así ciento ochenta veces.
Y así fue la palabra perdiendo sílabas, hasta la Revolución Industrial, cuando la máquina empezó a sustituir al hombre. Entonces se llamaba alfalfalfalfa.
La palabra se iba acortando peligrosamente, hasta que, por suerte, inventaron las motos. En el momento de la aparición de la primera moto, se decía alfalfa.
Con las motos, los ponis dejaron de tener utilidad, y así también la palabra "alfalfa", en favor del vocablo "gasolina". En caso contrario, la palabra alfalfa se hubiese ido acortando, pasando por alfa, luego alf, al, a, y finalmente, el silencio. En ese momento hipotético, el silencio hubiese significado "alfalfa". Y por tanto, ante cualquier silencio, muy probablemente, se hubiese dado de comer a los ponis.
Visto el número de silencios que existen, es fácil adivinar que los ponis habrían muerto sobrealimentados. Pero por suerte se inventaron las motos.
